por Meghan E. Murphy
“El punto de vista sobre la prostitución que muchos progresistas canadienses parecen adoptar, como por reflejo, en estos días, deriva hacia un firme posicionamiento en favor de la despenalización (1) o la legalización de esta industria. Hay incluso muchos de nuestros queridos izquierdistas del barrio de Vancouver-Este que dan por descontado que la posición más avanzada es aquella que asimila el sexo de pago a un “trabajo”. Según ellos, los debates en torno a la prostitución deberían volver a centrarse en los derechos laborales, supuestamente para permitir que las mujeres prostituidas salgan de la clandestinidad y puedan ejercer su actividad a plena luz del día, como trabajadoras libres y autónomas.
Los defectos de semejante lógica son a la vez complejos y simples. Aún siendo una ferviente defensora de los derechos de trabajadoras y trabajadores, así como de la acción sindical; a pesar de considerarme a mi misma parte de la clase obrera militante y de haberme sentido identificada con el socialismo y el marxismo desde el momento en que comprendí el concepto de lucha de clases, no puedo por menos que estar en desacuerdo desde hace algún tiempo con toda una serie de personas con quienes comparto ese mismo espacio político. (2)”
Continua aquí: Los puntos de vista sobre la prostitución
Traducció: Dones d’Enllaç.
Plataforma Catalana pel Dret a No Ser Prostituïdes 
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