Juristas e intelectuales piden abolir la lacra del sexo de pago
La Vanguardia (16/10/2018) Cristina Sen
Juristas, escritores, filósofos, sociólogos, cineastas, políticos… Con más de cien firmas se presentó ayer en Barcelona un manifiesto que reclama la necesidad de abolir la prostitución y solicita medidas legislativas y políticas públicas para acabar con el sufrimiento humano que se esconde “detrás de los neones de las carreteras, los pisos burdel o los anuncios de internet”. Con el título La Pau de les Dones, el manifiesto aboga por la penalización de la compra de servicios sexuales.
El documento es el inicio de un movimiento que pretende combatir las campañas que se están llevando a cabo para legalizar la prostitución, campañas que a entender de los autores del manifiesto vienen de la mano de los empresarios del sexo, los proxenetas. Es una industria, explica Beatriz Silva, diputada del grupo Socialista, que mueve tanto dinero como el tráfico de armas o la industria del petróleo y son ellos los que se quieren apoderar del debate. Asistimos, señala el manifiesto impulsado por la Plataforma Catalana por el derecho a no ser prostituidas, a una fuerte reacción contra los anhelos de emancipación de las mujeres y en el corazón de resistencia masculina palpita lo que se ha convertido en una auténtica guerra contra las mujeres: millones de mujeres y niñas cada año son objetos de trata y España, y singularmente Catalunya, lugares de tránsito y de destino.
“Hay que acabar con el privilegio ancestral de acceder con dinero al cuerpo de las mujeres”, señala el manifiesto
Los firmantes del manifiesto quieren rebatir sobre todo aquellos argumentos que intentan diferenciar entre trata y prostitución y entre prostitución “forzada” y “voluntaria”. Un debate que se puso sobre la mesa con la polémica autorización en septiembre de un sindicato de trabajadoras sexuales, decisión considerada un “error” por el propio Gobierno. Si se entra en el debate sindical, se señaló durante la presentación del manifiesto, se está legitimando una actividad que en realidad es “esclavitud”. La cuestión de fondo que se plantea tiene que ver con la igualdad, porque sin igualdad no sólo jurídica sino también material no es posible invocar la “libre decisión”.